Entre todas las circunstancias de urgencia que demandan una atención inmediata para tener la situación bajo control y poner a salvo a las personas, objetos o animales involucrados aparecen las urgencias médicas.
De hacer foco en los cuadros que se consideran una emergencia en el marco de la Medicina aparecerán múltiples problemas que exigen por parte de los profesionales de la salud una rápida actuación y brindar los primeros auxilios para salvar la vida del paciente o minimizar las consecuencias de un inconveniente, síntoma o complicación que puede surgir a raiz de un accidente, de una agresión o producto de una patología diagnosticada con anterioridad.
Hay en este contexto urgencias médicas de carácter odontológico (una hemorragia, una infección, etc); urgencias oftalmológicas (por síntomas como la pérdida repentina de la visión o episodios traumáticos como el de tener un objeto clavado en la zona ocular a raíz de un ataque o un accidente); urgencias médicas de perfil cardiovascular; urgencias médicas del campo psicológico/psiquiátrico (un brote, una crisis aguda imposible de dominar por los familiares del paciente) y urgencias toxicológicas (por la ingesta excesiva de un medicamento que deriva en un cuadro de sobredosis, una intoxicación involuntaria).
Cabe resaltar que las edades de las personas afectadas también influyen a la hora de establecer una categorización ya que no son los mismos profesionales los que actúan en casos de urgencias médicas que afectan a los niños (es decir, del rango pediátrico) que los que trabajan cuando la urgencia médica gira en torno a un adulto o un anciano.