En el mundo actual hay desde hace tiempo muchas subculturas que, por surgir y consolidarse en una ciudad y conseguir una fuerte identidad propia, reciben la denominación de tribus urbanas.
Estos grupos minoritarios cuyos integrantes comparten intereses, modos de pensar, formas de vestirse y actividades varias están sujetos a múltiples categorizaciones en función de las particularidades que presenten y de cómo sea el desarrollo del conjunto.
Hay tribus urbanas que ya perdieron vigencia (como ha ocurrido con los “floggers” a partir de la moda de usar la tecnología para tomarse fotografías y difundirlas), otras que aún poseen actualidad (como los “metaleros”, los “punks”, los “raperos” y los “hippies”, por mencionar algunas a modo de referencia) y tribus urbanas de formación reciente, por eso es interesante hacer foco en estos conjuntos que pueden tener un alcance únicamente nacional o bien extenderse más allá de las fronteras.
Así como hay tribus urbanas más populares que otras, hay subculturas más violentas que otras. Asimismo, es posible marcar diferencias entre ellas según el perfil de sus miembros, ya que a lo largo de la historia han surgido agrupaciones de espíritu rockero (poseen una estética definida, una preferencia musical concreta), bandas de jóvenes góticos (en este grupo pueden aparecer los denominados “emo”) y otras tribus urbanas más polémicas y potencialmente peligrosas como los casos de los llamados “skinhead” o los “chavs”. En estos últimos dos casos, la vinculación con la agresividad surge por ciertas tendencias de los integrantes a participar en hechos violentos y hasta relacionados con la delincuencia.