El acto de traficar algo (es decir, de negociar o comercializar un elemento) y la circulación o desplazamiento de cosas o personas se definen con la palabra tráfico. Según en qué contexto se encuadre la actividad y qué situación se desee describir será la categoría empleada para completar la expresión en cada oportunidad.

A fin de aportar más claridad acerca del uso práctico de esta noción, a continuación detallaremos diferentes tipos de tráfico, algunos más populares que otros a nivel general.

Cuando alguien aprovecha sus contactos o acomodos sociales (por ser amigo o familiar de una persona con poder en cierto ámbito) para obtener alguna ventaja o beneficio, por ejemplo, se apunta a un tráfico de influencias, así como se acostumbra a hablar de “tráfico intenso” cuando muchos vehículos circulan en un mismo rango horario por una misma calle, avenida o ruta. Los accidentes de tráfico, en este marco, son choques o colisiones donde interviene al menos un vehículo.

En el campo de la Medicina, por otra parte, suele adquirir relevancia la expresión “tráfico intracelular de membranas”, mientras que a nivel comercial y hasta judicial entran en juego prácticas como el tráfico ilegal (de animales, pasaportes, armamento, personas, órganos o estupefacientes, entre otros ítems que nutren a estas actividades no enmarcadas en las leyes).

Más allá de las mencionadas líneas arriba, existen otras variedades que extienden el alcance del término, tal como sucede a partir del tráfico aduanero, tráfico de datos, tráfico de llamadas, tráfico aéreo, tráfico fronterizo y tráfico marítimo, por enumerar otras posibilidades a modo de referencia.