Dos interpretaciones pueden surgir frente a la mención del concepto de termita. Por un lado, se lo puede presentar como sinónimo de termes y hablar entonces de un insecto que se alimenta de madera; por otro, se lo puede relacionar al ámbito Químico y citar entonces a un producto metálico en estado puro, de gran utilidad a la hora de realizar soldaduras. Hay, a su vez, muchas variedades tanto de este compuesto como de los seres del infraorden Isoptera, por eso en esta oportunidad hemos querido ofrecer información acerca de las múltiples clases de termitas que se pueden distinguir en la práctica.
La termita cúprica, por ejemplo, se logra a partir de óxido de cobre. Cuando se habla de “reacción termita”, en cambio, por lo general intervienen el aluminio y el óxido de hierro. Asimismo, es posible identificar por su composición a la termita manganésica (con dióxido de manganeso) y a la termita crómica (con cromo). Cabe resaltar que estas mezclas exigen múltiples precauciones y un uso extremadamente profesional ya que generan temperaturas muy elevadas y difíciles de sofocar una vez que se desencadena la reacción. En este marco, hay que tener en cuenta que, por describir una posibilidad, si la termita toma contacto con un receptáculo metálico situado sobre una estructura de hielo puede llegar a registrarse una explosión.
En relación a los insectos que pueden llegar a constituir una plaga en sitios de clima tropical, subtropical y templado, resulta interesante resaltar que existen cerca de tres mil especies. De investigar a esta numerosa, encontraremos termitas de la sabana africana, termitas del árbol, termitas brújula, termitas subterráneas y termitas aladas, por mencionar algunas a modo de ejemplo.