Un despacho telegráfico, es decir, una información con la menor cantidad de palabras posible que se envía en un lapso breve de tiempo bajo una codificación, se conoce como telegrama.

A lo largo de la Historia se han enviado (y en ocasiones, aún se envían a diario) telegramas por diferentes motivos en múltiples contextos. Algunos de esos mensajes, como se advierte al consultar la bibliografía adecuada, adquirieron una gran popularidad. Así es el caso del telegrama Ems (enviado en julio de 1870 por Guillermo I de Alemania al político alemán Otto von Bismarck) y el telegrama Zimmermann (mandado en enero de 1917 por el ministro Arthur Zimmermann para ser recibido por Heinrich von Eckardt, quien por ese entonces se desempeñaba como embajador en México), por mencionar dos a modo de referencia.

De buscar categorías que permitan agrupar a esta clase de cables en función de su contenido, entonces podremos trabajar en torno a los conjuntos de telegramas diplomáticos, telegramas laborales (que, a su vez, pueden subdividirse en telegramas de renuncia o telegramas de despido según la finalidad buscada en cada ocasión), telegramas electorales y telegramas de raíz judicial, entre muchos otros.

Es interesante tener en cuenta también que, al utilizar el servicio de los telegramas, se puede optar por distintas modalidades de envío y áreas de cobertura, ya que existen telegramas que se distribuyen dentro del territorio nacional pero también otros de alcance internacional. Asimismo, hay telegramas colacionados con copia certificada y telegramas certificados con aviso de recepción, por agregar otras alternativas.