Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador, México y Perú son algunos de los países donde con cierta frecuencia se utiliza la idea de tambo. Esta palabra, dice el diccionario de la Real Academia Española (RAE), proviene del vocablo quechua tampu y posee múltiples interpretaciones según la zona en la cual se aborde. Por esa razón, hoy hemos querido hacer foco en este término para ayudarlos a entender sin mayores complicaciones qué es un tambo y qué variedades contempla.
Un tambo, para argentinos y uruguayos por ejemplo, es el lugar donde se ordeñan las vacas. Para quienes viven en suelo mexicano o en El Salvador, en cambio, identifica a los barriles o toneles de lámina, mientras que en otras naciones se aprovecha la noción como sinónimo de posada o de sitio para alojarse.
Asimismo, puede emplearse para hacer alusión a una cárcel o prisión, a una tienda de pequeñas dimensiones y carácter rural, a un arma de origen japonés o al nombre de ríos, islas, espacios arqueológicos, municipios y localidades distribuidas por el mundo. Tambo Quemado (Bolivia), El Tambo (municipio colombiano), Tambo de Mora (distrito peruano), Isla de Tambo (en España) y río Tambo (Perú) son parte de los rincones que se nombran con esta palabra.
De centrar la atención en los tambos lecheros y buscar información sobre cómo trabajan y cuáles son sus particularidades, podremos descubrir la existencia de tambos automatizados, tambos antiguos, tambos móviles, tambos rotativos y tambos modernos con funcionamiento tipo “calesita”, por mencionar algunas alternativas que demuestran la diversidad lograda a lo largo de los años en este aspecto.