El concepto de serigrafía procede de vocablos antiguos que se remontan a una estructura en latín que más tarde se adaptó al francés y derivó en el término que conocemos en español hoy en día.
De acuerdo a la definición teórica, se trata de una palabra que identifica a la técnica de realizar un estampado por medio de la transferencia de tinta a través de un tejido. Este proceso, señalan quienes lo suelen poner en práctica, puede llevarse a cabo sobre cualquier clase de material, entre ellos un papel, una cerámica, vidrio, una tela, etc.
Cabe resaltar que la serigrafía resulta de gan utilidad a la hora de reproducir carteles, pinturas, obras de arte; de estampar calzados y múltiples tipos de ropa (desde camisetas, vestidos y abrigos hasta pantalones y corbatas); de imprimir marquesinas o marcos decorativos; de realizar etiquetas, piezas autoadhesivas y calcomanías y de desarrollar rótulos para grandes superficies metálicas, por citar parte de las alternativas contempladas dentro del ámbito de la serigrafía.
Otro dato interesante para mencionar al respecto es la variedad de opciones que existen para dedicarse a la serigrafía ya que, con los materiales adecuados, los conocimientos básicos del procedimiento y un mínimo asesoramiento, cualquiera de nosotros puede probar suerte con la serigrafía artesanal o casera. Distintos a este método son los casos de la serigrafía industrial que exige maquinarias específicas y el de la serigrafía de carácter digital, dos modalidades que requieren experiencia y un dominio tanto de técnicas como de equipos relacionados al estampado.