Con origen en el vocablo latino sanctĭo, la palabra sanción marca la existencia de un castigo, una pena o la aprobación de una ley.
En el campo del Derecho, las sanciones entran en juego frente a normas jurídicas que no se han cumplido y cuando el jefe o la jefa de un Estado autoriza o aprueba un estatuto o proyecto de ley.
A partir de estas definiciones, se desprenden otras clases de sanciones entendidas como castigo (sanciones administrativas, sanciones en el ámbito del deporte cuando un jugador comete una infracción, sanciones educativas, sanciones laborales, etc.), aunque es interesante tener en cuenta que el uso del término no concluye en esta aplicación.
Según se advierte al profundizar en el estudio de esta noción, la Sociología aprovecha el vocablo para identificar a las reacciones que surgen dentro de una sociedad en respuesta a determinados comportamientos que esa comunidad juzga como inapropiados. Las sanciones sociales, dicen los expertos en estas cuestiones, buscan castigar el incumplimiento de una norma con vigencia dentro de ese grupo de gente. En este sentido, se puede decir que los ciudadanos pueden criticar y condenar una actitud o accionar negativo (como lo es, por ejemplo, el abuso de menores, el maltrato hacia los animales y el abandono de un hijo, por citar algunas situaciones a modo de referencia) pero ello no implica que el sujeto o los sujetos señalados sean penados por la Justicia. Las sanciones jurídicas llegan, en todo caso, después del proceso correspondiente que permita determinar si el acusado es culpable.