Cuando se habla de trabajo remunerado, pronto entra en juego la idea de salario, una palabra que deriva del vocablo latino salarĭum. Este concepto, dice el diccionario de la Real Academia Española (RAE), describe la remuneración media y hace foco en cuánto dinero recibe un empleado a cambio de su labor. Como no existe, por lo tanto, una única clase de salario, resulta interesante analizar sus alcances y descubrir detalles de las diferentes modalidades referentes al sueldo de cada trabajador.

Si uno se guía por el monto básico establecido por ley para retribuir el esfuerzo de cada empleado, entonces se debe hacer referencia al salario mínimo (identificado como ‘Salario Mínimo, Vital y Móvil’ por la Constitución Argentina): del mismo modo, aunque en relación al tope máximo en materia de ganancias se habla de salario máximo.

Los casos en los cuales se suspenden los pagos en el marco de un despido y finalmente son cobrados tras un fallo favorable, por otra parte, se conocen como salarios de tramitación; de ser un dinero que el Estado otorga a individuos desocupados a fin de cubrir sus necesidades básicas, en cambio, se lo presenta con el nombre de salario social.

Otras categorías que amplían el alcance de esta noción y contemplan situaciones que no abarcan las clasificaciones mencionadas en los párrafos anteriores: salario base (parte de la remuneración que se recibe sin contar eventuales comisiones, pagos extra por antigüedad, etc.), salario nominal, salario de eficiencia y salario real, por citar algunos más a modo de referencia.