Apenas uno oye o lee la palabra ‘roncha’ recuerda en primer lugar a la urticaria, pero este concepto tiene muchas otras acepciones y aplicaciones. Para obtener más información al respecto, los invitamos a prestar atención a los párrafos siguientes.
La idea de roncha, según se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se puede entender como una estafa o engaño que le hace perder dinero a alguien; como una molestia o enojo en países como Venezuela; como una mancha con apariencia de moretón que se hacen visibles tras recibir un golpe (manifestación conocida como cardenal); como un bulto de pequeñas dimensiones que sobresale a nivel epitelial o bien como un corte o tajada fina de estructura redondeada.
Si centramos la atención en las ronchas que podemos notar en nuestro cuerpo y que nos generan picazón, enrojecimiento e hinchazón, entonces hablaremos de ronchas crónicas y ronchas agudas. Este síntoma puede aparecer en diversas zonas del organismo como parte de una reacción alérgica, después de sufrir la picadura de algún insecto, por haber contraido una enfermedad como el sarampión o la varicela (por citar dos a modo de referencia) o debido a un cuadro importante de estrés, entre otras razones.
Como no siempre surgen del mismo modo y presentan las mismas características (algunas son rojizas mientras que otras son blanquecinas, por marcar una diferencia puntual), es imprescindible que un profesional de la salud examine las ronchas en caso de prolongarse por varios días o estar acompañadas de otros síntomas para establecer un diagnóstico y recomendar el tratamiento más adecuado para combatirlas y/o mantenerlas bajo control para que no atenten contra la calidad de vida de quien las padece.