Al visitar áreas rurales, zonas de gran antigüedad geológica o espacios cercanos a ríos o cascadas, si posamos nuestra mirada en el camino que transitamos notaremos la existencia de diversas clases de rocas.

Como no todas las piedras presentan las mismas características ni surgen por un único motivo, quienes las analizan han decidido segmentarlas por categorías. En este marco, aparecen las rocas de tipo sedimentario, las cuales hemos decidido describir en esta oportunidad.

Según los expertos, se trata de un grupo que aglutina a las rocas que han surgido a partir de sedimentos acumulados en la superficie terrestre que han estado expuestos a fenómenos tanto físicos como químicos.

A las rocas sedimentarias es habitual encontrarlas en forma de capas en lugares cercanos a la desembocadura de un río, aunque también suelen aparecer a gran profundidad en el mar, sobre valles y hasta en diferentes lagos.

Asimismo, es interesante saber que dentro de este amplio conjunto hay subcategorías que permiten tener mayores precisiones sobre cada piedra. Si se hace foco en su origen, por ejemplo, se podrá hablar de rocas organógenas (las cuales incluyen en su composición restos de organismos vivos), rocas químicas (nacidas a partir de la acumulación de sustancias que se han disuelto tiempo antes), rocas detríticas (surgidas como consecuencia de la erosión del terreno) y margas (materia que resulta de una combinación entre rocas de tipo detrítico y piedras químicas).

En cambio, si se centra la atención en los materiales que componen a cada roca se podrá hacer referencia a rocas terrígenas (partículas que pueden estar, o no, influenciadas por carbonatos marinos), orgánicas (restos de sedimentos de tipo orgánico), fosfatadas (surgidas a partir de cambios generados en el guano y de las precipitaciones en entornos alumínicos de geles fosfatados), silíceas y carbonatadas, entre otras.