El efecto de retar, es decir, de levantar en peso a alguien, regañarlo, reprenderlo o llamar la atención de quien se ha comportado de modo incorrecto, se conoce como reto (“¡Portate bien o te reto delante de todos!”, “Cuando lo reto se pone nervioso y grita”, “La maestra me retó por hablar en clase”, “Hubo un reto general en la planta por la falta de compromiso evidenciada por los operarios”, “El reto no fue para vos: fue para tu hermana por ser desobediente”, “No hay que retar a los niños por cada cosa que hacen”). Esta palabra, además, se utiliza cuando existe una amenaza y un desafío a modo de duelo entre dos individuos.

Hay juegos, por ejemplo, que proponen a los participantes las modalidades de retos (entendidos como desafíos o competencias) limitados y no limitados (sin restricciones en relación a la versión limitada diseñada por los organizadores).

Por otra parte, es posible identificar retos relacionados a las pruebas que debe superar un líder. En este contexto, se puede decir que quienes alcanzan una posición de liderazgo suelen enfrentar retos externos (aquellos que el líder no puede evitar y que lo fuerzan a diseñar estrategias para solucionarlos), retos internos (nacidos en el propio líder) y retos imprevistos que surgen en todos los aspectos de la vida de los líderes.

De tratarse de desafíos vinculados a una ciencia, disciplina o actividad, en cambio, se hablará de retos matemáticos, retos lingüísticos, retos mentales, retos fotográficos, retos tecnológicos, retos físicos, retos deportivos, retos financieros y retos recreativos, según corresponda.