Aquel que puede, por conocimientos, carisma o habilidad innata, ponerse al frente de un conjunto de individuos y funcionar como guía, consejero u orientador, está venerado como un líder. Estos ‘elegidos’ que consiguen ser el modelo a seguir y/o a respetar de numerosas personas pueden desarrollar su liderazgo de diversas maneras.

Algunos, por ejemplo, se destacan en función del modo en que ejercen su rol, pero otros adquieren relevancia por la forma en que resultaron elegidos. También, hay casos donde el liderazgo se reconoce a partir del vínculo que se aprecia entre un líder y quienes lo siguen.

Así, por lo tanto, se pueden encontrar e identificar en diversos ámbitos liderazgos de tipo paternalista; otros de raíz democrática y varios liderazgos autocráticos, por citar algunos ejemplos.

También, resulta interesante mencionar, hay liderazgos gerenciales, legítimos, carismáticos, reales, naturales, desarrolladores (grupo en el cual es posible reconocer las subcategorías de líderes o liderazgos emprendedores, liberales, proactivos y audaces) y liderazgos formales o informales.

De evaluarse sólo el criterio basado en el poder de influencia logrado por un líder, en cambio, quedarán al descubierto las formas de liderazgo transformacional; de liderazgo transaccional; de liderazgo lateral y de liderazgo laboral.

Claro que, desde la perspectiva de otros expertos en cuestiones de liderazgo, los líderes pueden ser catalogados de muchas otras maneras, como sucede por ejemplo al aceptar como clasificaciones posibles y adecuadas a los liderazgos de tipo individual, a los liderazgos consensuales, a los liderazgos ejecutivos y a los liderazgos institucionales, entre muchos otros.