A la hora de confirmar si una mujer está, o no, en periodo de gestación se apela a numerosas técnicas conocidas bajo la denominación de pruebas de embarazo.
En el hogar, aquellas mujeres que tienen sospechas y desean sacarse las dudas de modo rápido y sin métodos invasivos suelen apelar a las pruebas de embarazo que requieren unas gotas de orina. Si ya transcurrió un tiempo suficiente desde la concepción y hay un bebé en camino, la marca será positiva, aunque es importante saber que, a veces, se puede obtener un resultado negativo aún cuando efectivamente exista el embarazo.
Para resultados más precisos, se tienen en cuenta las pruebas bioquímicas que apuntan a detectar, ya sea en la orina o en el plasma femenino, la hormona conocida como gonadotropina coriónica humana. El ultrasonido obstétrico, en tanto, es útil una vez pasadas las cuatro semanas de gestación y se emplea como herramienta para poder establecer si el embarazo es viable o no.
Al repasar todas las pruebas de embarazo que se han tenido en cuenta a lo largo de la historia hasta llegar a las técnicas más modernas e innovadoras descubrimos, por ejemplo, que hasta la década del ’60 se hizo uso de la llamada prueba de la rana, un test simple y de bajo costo que, según dicen, aún se practica en áreas rurales. Este método consiste en inyectar bajo la piel de una rana orina de la mujer con sospechas de embarazo: si el animal desova un día después, al resultado se lo considera positivo.