Recibir un premio, es decir, un reconocimiento a un desempeño o trabajo, es por lo general un motivo de satisfacción y alegría, aunque no se puede dejar de señalar que hay gente que, por diferentes razones, rechaza los galardones que le otorgan.
A juzgar por la realidad, no todos los premios son iguales: hay galardones que benefician a quienes los ganan con becas, otros están dotados con diferentes sumas de dinero, existen algunos basados en viajes, varios centrados en diversos productos, etc.
La temática o ámbito al cual se relacionan, además, es fundamental para establecer diferencias entre unos y otros, ya que no es lo mismo un premio literario que un premio deportivo o que un premio otorgado a un actor. Conocer su alcance, en tanto, permite saber si es un premio de relevancia regional, nacional o internacional.
Los sorteos que se organizan para recaudar fondos o estimular ventas o como un estímulo para asistentes a un cierto evento, por agregar otras posibilidades, seducen con toda clase de premios, algunos más impactantes que otros ya que se puede poner en juego desde un electrodoméstico hasta una bicicleta o un automóvil cero kilómetro.
Tampoco se puede dejar de resaltar la existencia de premios instantáneos, los cuales son utilizados por muchas marcas para captar la atención de los consumidores a través de stickers, códigos o leyendas escondidas en botellas o paquetes que, de manera directa, consagran ganador a quien encuentra en la mercadería las recompensas en juego (gaseosas, dinero en efectivo, viajes, consolas de videojuegos, etc).