Al cocinar es usual sazonar diversos alimentos con sal y un poco de pimienta. ¿Qué es la pimienta? Pues el fruto redondo, aromático y de sabor picante que se obtiene del pimentero y que se aprovecha en la gastronomía para condimentar carnes, salsas y guisos, entre otras propuestas.

Según el tratamiento que se les de, las particularidades que posean y los orígenes que tengan, las pimientas se encuadran en distintas categorías.

Hay pimientas blancas (tal como se identifica a aquellas que carecen de corteza, son de un gusto más suave que las demás), pimientas negras (las que conservan su corteza o cáscara, son las más populares y empleadas desde tiempos remotos), pimientas rosas (también conocidas como falsas pimientas o pimienta del Brasil), pimientas rojas (nombre que recibe el polvo que surge de moler frutos ya secos de distintas variedades de chiles) y pimientas verdes (un grupo de granos que no han madurado aún y que suelen comercializarse en su versión seca o en vinagre, como conserva), pero la clasificación no se limita a resaltar determinados colores.

Aunque las mencionadas en el párrafo anterior son las más comunes, resulta interesante mencionar que además de ellas también es posible encontrar en el circuito comercial a la pimienta inglesa, a la pimienta silvestre, a la pimienta de Guinea, a la pimienta de Sichuán (originaria del Extremo Oriente), a la pimienta acuática (tal el nombre de una clase de hierba que crece en suelo británico), a la pimienta larga y a la pimienta índica, entre muchas otras variedades.