Con origen en el vocablo latino orbĭta, la palabra órbita se utiliza en español para hacer referencia a múltiples cuestiones, de las cuales algunas guardan relación con la Anatomía y con la Física.
A nivel general, se puede establecer que este concepto sirve para identificar al recorrido que completa en el entorno espacial un cuerpo influido por la fuerza gravitatoria derivada de los astros. De profundizar al respecto, en cambio, se hallarán otras definiciones de mayor precisión, como aquella que reserva al término para referir a las cavidades oculares (denominada como órbita ocular), la que habla en términos matemáticos de un tipo de equivalencia o la que presenta a esta misma noción como la distancia que cubre un electrón al moverse en torno al núcleo de un átomo.
Si pensamos en el espacio y analizamos las órbitas que pueden reconocerse a nivel planetario, descubriremos numerosas subcategorías creadas para identificar a cada órbita de acuerdo a sus particularidades, su origen y su alcance. Esta clase de órbitas, una vez examinadas y estudiadas, pueden ser definidas como circulares, elípticas (si dibujan una elipse al girar sobre un astro), de captura o de escape, parabólicas, semisíncronas, geocéntricas (tal como se conoce a los recorridos de satélites artificiales en torno a la Tierra), geoestacionarias o heliocéntricas (variedad que surge cuando algún cuerpo orbita alrededor de la estrella solar), por ejemplo.
Otros tipos de órbitas que se suman a las mencionadas líneas arriba: órbita de transferencia de Hohmann, órbita de Molniya, órbita baja terrestre, órbita de la Luna y órbita polar.