Se conoce como oclusión al acto y consecuencia de ocluir, un concepto que se suele utilizar en el campo de la Medicina para hacer referencia al cierre de un conducto que, por lo general, está libre de obstáculos y permite un desplazamiento o recorrido sin interrupciones (oclusión arterial, oclusión intestinal y oclusión del canal auditivo, por mencionar algunas de las oclusiones agudas o crónicas que puede sufrir un individuo a lo largo de su vida a raíz de múltiples problemas de salud). Claro que, en líneas más generales y en contextos específicos, es posible hallarle un significado diferente a este término que deriva del vocablo latino occlusĭo.
Para el ámbito de la fonética, por citar un caso en particular, la idea de oclusión da cuenta de una obstrucción absoluta en los canales vocales correspondientes a una determinada articulación, mientras que los odontólogos hablan de oclusión frente a una clase de mordida que hace unir a maxilares con la mandíbula cuando el paciente cierra la boca.
Cabe resaltar que además de los mencionados líneas arriba, según se desprende de la práctica, hay oclusiones a nivel psicológico debido al bloqueo de ciertos recuerdos o datos que por alguna razón quedan atascados en la memoria, oclusiones entendidas desde el marco de la Meteorología (aquellas que se producen por el choque de un frente de aire frío con otro de contenido cálido) y otras vinculadas a un tecnicismo usado por expertos en computación y programadores de videojuegos para describir, por ejemplo, a un efecto que se aplica sobre gráficos y que se identifica como oclusión ambiental.