La obsesión es una perturbación del ánimo que se produce por una idea que persiste en la mente de un ser humano y lo puede llevar a concretar diferentes acciones en función de la clase de pensamiento que lo asalte pese a los esfuerzos por librarse de él.
De acuerdo a las características que presente el desarrollo de una obsesión y el objeto que la motive, es posible reconocer desde un punto de vista psicológico numerosos tipos de obsesiones.
Tener una obsesión con la comida, por ejemplo, puede llevar a quien la padece a sufrir cuadros de bulimia y anorexia, así como la obsesión en el plano amoroso puede provocar hasta tragedias ya que el ser obsesivo suele intentar poseer a la persona idealizada y estar dispuesto a todo con tal de conseguir “adueñarse” de ella.
Asimismo, se puede padecer el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), un desorden que puede segmentarse en varias categorías según sea el campo de manifestación. Así, pues, los especialistas en esta clase de cuestiones hablan de TOC de tipo limpiador cuando la obsesión guarda relación con la contaminación de objetos y/o situaciones; de TOC verificador si se trata de personas obsesivas con la supervisión excesiva del entorno a fin de evitar eventuales catástrofes; de TOC ordenador si se pretende mantener un orden rígido de las cosas que rodean al afectado y de TOC atormentado si el cuadro evaluado incluye manifestaciones recurrentes de obsesiones profundas y pensamientos negativos que resultan imposibles de dominar y suelen ser bastante perturbadores, entre otras variantes.