Al mencionarse el concepto de ninfa (del latín nympha), lo primero que uno suele hacer es asociar el término con la mitología griega ya que, en ese marco, el vocablo refiere a las deidades femeninas de la naturaleza (como las de las aguas, los bosques y las selvas). Si bien esto es correcto, para enriquecer los conocimientos y ampliar las posibilidades del lenguaje propio resulta interesante saber que esta palabra también posee otros significados.

Ninfa, en otros contextos, es empleado como sinónimo de mujer de costumbres libres (cortesana) y hasta aprovechado por la zoología para darle nombre a los insectos con metamorfosis sencilla cuyo desarrollo de las alas está incompleto, tal como sucede con las cucarachas, las libélulas, las termitas, las langostas y los saltamontes, entre otros. Además, se lo ha utilizado para individualizar a las cacatúas nativas de Australia que pertenecen al género Nymphicus (llamadas por el común de la gente como cacatúas ninfas y desde la ciencia como Nymphicus hollandicus)

De buscar mayores precisiones respecto al sentido que le da la mitología griega, por otra parte, se podrá advertir que las ninfas están divididas en dos grandes grupos: uno de primera clase compuesto por ninfas apreciadas como divinidades inferiores y otro que está integrado por personificaciones de tribus, razas y estados.

Dentro del primer conjunto, a su vez, es posible distinguir a las ninfas de elemento acuático, a las de montañas y grutas, a las ninfas de bosques, arboledas y praderas y a las ninfas de los árboles.