Tipos de necrosis


La degeneración que se produce en un tejido como consecuencia de la muerte de las células que lo conforman se conoce bajo el nombre de necrosis. Este estado es irreversible porque las células pierden su capacidad para conservar su integridad y cumplir sus funciones específicas.

Según aquellos que conocen en profundidad las características de este inconveniente que ocasiona en la célula necrótica un incremento de la eosinofilia y desnaturalización proteica, es posible distinguir distintos tipos de necrosis en función de su origen.

Si surge como consecuencia de una isquemia tisular, por ejemplo, se la define como necrosis coagulativa ya que existe una coagulación de las proteínas intracelulares, pero si aparece por un proceso hipóxico y se advierte una autólisis rápida de etiología bacterial o fúngica, se habla de necrosis con licuefacción.

Cabe resaltar que, además de las mencionadas, hay patologías que demuestran que la necrosis no tiene una sola causa. La necrosis grasa, por citar otra clase, puede ser (aunque no suele ser común) de naturaleza traumática o derivar de diversas transformaciones fisiológicos o patológicos que provocan cambios bioquímicos a los cuales las células no pueden adaptarse y responden a ello multiplicándose en pequeñas vesículas que terminarán fagocitadas por macrófagos.

Otros cuadros a los que, tal vez, se enfrente un médico a lo largo de su trayectoria incluyen las alternativas de necrosis gangrenosa (expresión utilizada para describir las necrosis húmedas o secas que pueden afectar las extremidades del cuerpo humano), necrosis fibrinoide (también conocida como amiloidosis) y la de necrosis caseosa (típico de enfermedades como la tuberculosis).