Cada uno de nosotros, en distintas circunstancias y con diversas finalidades, ha utilizado una mesa. Estos objetos de superficie plana pueden estar en el interior de hogares y comercios (para desayunar, almorzar, merendar o cenar con comodidad, por ejemplo) o bien en ambientes externos.

En materia de diseño, todo es posible en torno a ellas: hay mesas redondas, cuadradas, rectangulares y hasta con formatos personalizados con medidas variables. Se pueden conseguir en madera, mármol, acrílico y plástico, entre otros materiales. Además, existen versiones extensibles para incrementar el tamaño cuando mucha gente se reúne en torno a ellas.

Los usos de estas piezas, por otra parte, permiten diferenciar entre mesas auxiliares (para complementar el espacio de la mesa principal cuando hay varios objetos por acomodar), mesas de escritorio (para el ordenador, la impresora y otros equipos tecnológicos), mesas de juego (especialmente diseñadas para propuestas lúdicas), mesas de noche (o mesa de luz, las que se reservan para los dormitorios) y mesas de trabajo (presentan características especiales para permitir que se desarrolle sobre ellas una tarea específica), por enumerar algunas opciones a modo orientativo.

Es interesante señalar también que en eventos de distintas temáticas se incluyen a las mesas redondas como parte del programa. Con esta frase se identifica a un debate, charla o exposición en torno a un tópico o idea que se elige como hilo conductor. En fiestas y reuniones, en tanto, adquiere relevancia la mesa dulce, tal como se define al lugar donde se distribuyen con criterios estéticos múltiples golosinas, postres y bocados dulces que, además de ser irresistibles para los invitados, ayudan a ornamentar el entorno.