El acto y el resultado de meditar se conocen como meditación. Esta práctica, que cada vez está más extendida en el mundo, le permite a personas de diferentes edades relajarse, conocerse mejor a sí mismos y alcanzar un extraordinario nivel de plenitud.
Quienes hacen meditación están impulsados por distintas motivaciones y necesidades, razón por la cual y en base a sus creencias religiosas, apuestan por diversas modalidades y técnicas cuyos objetivos varían muchas veces entre sí: existen la meditación cristiana, la meditación budista, etc. Es común que se profundice en el tema y se experimenten múltiples técnicas para tener la posibilidad de elegir la opción que más se adapte a los intereses de cada uno y que sea la que más satisfacción le genere.
Repetir mantras, por señalar un ejemplo, es una particularidad de la meditación trascendental, la cual apunta a mejorar la calidad de vida de aquel que la practica traspasando sus pensamientos. La llamada meditación Acem, en tanto, gira en torno a la repetición sin esfuerzo de un “sonido de meditación” que no busque la concentración sino que estimule la aparición de pensamientos desarrollados de manera espontánea.
Otros sectores, por su parte, eligen la meditación guiada, un procedimiento que se caracteriza por la intervención de un guía o mediador con experiencia que mediante su voz le indica a la persona qué hacer en cada momento. Por lo general, en estas sesiones hay una música tranquila de fondo para potenciar el estado de tranquilidad tanto a nivel físico como en el plano emocional.