Tanto el acto como la consecuencia de localizar algo o a alguien se define como localización. Esta palabra, según cómo se aprovecha para describir numerosas circunstancias, da origen a una gran cantidad de categorías, algunas de las cuales describiremos a continuación para aportar más precisiones sobre el tema.

En términos geográficos, por señalar una posibilidad que se basa en coordenadas para poder marcar la ubicación de una determinada cosa, ser o lugar en la superficie terrestre, se hace alusión a la localización geográfica. En este marco adquiere relevancia la geolocalización, la cual permite determinar el establecimiento geográfico concreto de un objeto.

Para comprobar cuál es la zona más apropiada para instalar una fábrica o industria, en tanto, hay que apelar a la localización industrial a fin de conseguir herramientas informativas útiles que permitan, por ejemplo, situarse en un sitio próximo a las materias primas, donde haya disponibilidad de mano de obra y sea fácil llegar al consumidor o cliente y tener buenos canales de distribución gracias a las redes de transportes y a la tecnología disponible.

Distinto a los mencionados líneas arriba es el caso de la ecolocalización, ya que se trata de una capacidad que poseen ciertas especies de animales para orientarse en su entorno en función de la emisión y la detección de un sonido y del eco generado en ese contexto.

Las compañías de telefonía móvil, por indicar otra opción que demuestra el amplio alcance de la idea de localización, ofrecen un servicio de localización GSM para establecer dónde se activó un cierto equipo.