Si bien al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE) encontramos varias definiciones para el concepto de lija, el uso más común de esta palabra guarda relación con la acción de pulir, limpiar o alisar algo con un papel especial con esmeril o arenilla de vidrio adheridos. Este material se emplea, por ejemplo, para pulir superficies de metal o madera.

Para poder seleccionar la lija más adecuada para la tarea a desarrollar primero es necesario conocer qué se va a lijar y de qué modo se realizará la acción, ya que a veces se pueden usar las manos pero cuando se requiere una fuerza mayor o completar el trabajo con más rapidez es recomendable apelar a las lijadoras eléctricas.

Las lijas gruesas, por ejemplo, son aconsejables para empezar a trabajar sobre superficies oxidadas o muy rugosas, mientras que la labor puede completarse en una segunda etapa con una lija mediana. Las lijas finas, en tanto, se reservan para una terminación suave. Hay que tener en cuenta además que existen lijas secas (son las más comunes y sirven para toda clase de materiales) y lijas al agua (se las emplea después de sumergirlas en agua para eliminar mejor los residuos y obtener un resultado más fino en ciertos elementos).

Como se trata de un término con múltiples aplicaciones, conviene tener presente asimismo que Lija es también el nombre de una división administrativa o consejo local de la República de Malta (donde existe un club de fútbol llamado Lija Athletic FC) y la denominación que identifica a una clase de pez ovíparo que, por sus particularidades, puede describirse como un tiburón de tamaño pequeño y color irregular.