La mayoría de nosotros conoce los lápices desde la infancia. Con lápices negros y otros de colores, disponibles en múltiples formatos y tamaños, los niños suelen hacer sus primeros garabatos y, a medida que pasa el tiempo, surgen dibujos y hasta las primeras palabras escritas con trazos torpes pero con mucha voluntad y deseo infantil de aprender más.

Tal vez los de dibujo fabricados con grafito sean los lápices más populares a nivel mundial entre personas de distintas generaciones, pero existen muchos otros que también hay que tener presentes si queremos estar al tanto de los alcances de este concepto.

Las mujeres, por ejemplo, suelen colorear su boca con un elemento denominado lápiz de labios (o pintalabios), mientras que para maquillar la zona ocular utilizan un lápiz de ojos.

Los fanáticos de la tecnología, por su parte, conocen las ventajas de usar un lápiz óptico para ingresar órdenes a un dispositivo electrónico y las particularidades del lápiz de memoria o memoria USB.

De volver a hacer foco en los lápices que, a lo largo de la Historia, han sido tenidos en cuenta para tareas de dibujo y/o escritura, podremos descubrir alternativas como el lápiz conté (elaborado en base a polvo prensado de carbón vegetal mezclado con arcilla o cera o de grafito), el lápiz mecánico a mina, el lápiz de acuarela, el lápiz de copiado, el lápiz de estenógrafo y el lápiz de golf (también conocido como de biblioteca), entre otras opciones que demuestran la diversidad existente en relación a este producto.