Dentro de las artes marciales popularizadas a nivel mundial aparece como opción a tener en cuenta el kung-fu, una disciplina nacida en China que se asemeja al karate.
Hay varios estilos de kung-fu, pero en líneas generales pueden reconocerse los estilos internos y los estilos externos, cada uno con sus propias particularidades en cuanto a técnicas y movimientos. En el caso del kung-fu deportivo, la lucha incluye dos modos de competición: las formas (donde se apela a los estilos mencionados líneas arriba) y el combate.
Como parte de las alternativas de lucha a distancia corta aparece el denominado Kung-Fu de la Mantis Religiosa del Sur, focalizado en técnicas Nei Jin y donde se le da protagonismo a los brazos, además de tomar conceptos propios de la medicina china tradicional. El Kung-Fu de la Mantis Religiosa del Norte, en cambio, es una modalidad de autodefensa que pone el énfasis en los movimientos circulares, en los trabajos de pies y en los ataques constantes y veloces.
El Kung-Fu del Dragón, en tanto, se diferencia de otros estilos por tener movimientos inspirados en el Dragón Chino, atacando al oponente con golpes y maniobras de tendencia curva, mientras que el llamado Kung-Fu del mono recrea en la lucha la forma de moverse de los simios. En este último caso se reconocen múltiples variantes: el estilo de kung-fu del mono borracho, el kung-fu mono de Piedra, el kung-fu mono de madera, el kung-fu del mono artesano, el kung-fu del mono perdido y el kung-fu mono de pie (también conocido como mono alto).