Nuestro planeta está habitado por una gran cantidad de criaturas con una belleza inigualable. El jaguar, un felino americano que está distribuido por áreas pantanosas pertenecientes a diversos países, es uno de los especímenes más hermosos y fuertes pero, lamentablemente, el accionar del hombre deja a muchas familias de esta especie al borde de la desaparición, mientras que otras ya se han extinguido.
El jaguar del sur, también conocido como yaguareté austral, es una subespecie que habita en el pantanal de Brasil y en territorio paraguayo. El jaguar de Arizona, en tanto, vivía en Estados Unidos y en México, pero entre las décadas del ’70 y ’80 su población se redujo hasta el punto de no quedar ningún representante de este grupo, al menos detectado por los investigadores de la vida salvaje.
En Honduras, Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Colombia, por otra parte, es posible hallar exponentes de la subespecie conocida como Panthera Onca Centralis, mientras que en México, Belice y Guatemala habita la subespecie Panthera Onca Goldmani, una familia de jaguares protegida a través de la prohibición de la explotación de pieles y de la caza comercial y deportiva.
El jaguar peruano (habitante de la costa norte peruana y la costa tropical ecuatoriana), el jaguar conocido como Panthera Onca Paraguensis (del cual quedan muy pocos ejemplares en Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina) y la subespecie bautizada como Panthera Onca Onca que vive en Colombia, Perú, Bolivia, Brasil y Venezuela son otras variedades que diversifican a esta especie de exponentes musculosos y robustos.