Quienes se especializan en Química definen como isómeros a al menos un par de cuerpos que, pese a tener una composición química idéntica (sus fórmulas moleculares son iguales), poseen diferentes propiedades físicas. La cualidad de cada isómero, en tanto, se define como isomería.
Cuando profundizamos en esta temática descubrimos varias clases de isómeros agrupados en distintas categorías, cada una con particularidades que las vuelven únicas. A grandes rasgos, podemos diferenciar entre isómeros estructurales (sus moléculas tienen una distribución diversa de los enlaces atómicos) y estereoisómeros (isómeros que comparten cuadrícula y fórmula molecular así como la secuencia de enlaces de átomos pero se diferencian en cómo se orientan tridimensionalmente sus átomos en el espacio). En este último caso adquieren relevancia además los enantiómeros (o isómeros ópticos, no superponibles y caracterizados porqu la molécula de un compuesto es imagen especular de la molécula del compuesto restante) y los diastereoisómeros, así como también los isómeros Cis-Trans, los confórmeros (conocidos asimismo como isómeros conformacionales, no suelen ser aislables o separables) y los rotámeros.
Al buscar más precisiones que ayuden a incorporar datos útiles sobre los isómeros, encontramos a los isómeros de posición (presentes en compuestos que tienen grupos funcionales vinculados en diversas posiciones), a los isómeros de cadena (sus componentes de la cadena carbonada se estructuran de modo diferente y ellos crecen en número a medida que se incrementa la cantidad de átomos de carbono) y a los isómeros de función (se modifica el grupo funcional pero se conserva el esqueleto caarbonado), entre muchas otras alternativas.