En idioma español, el término isla (del latín insŭla) tiene atribuidos distintos significados, razón por la cual se utiliza en diversos contextos para hacer referencia a múltiples ideas.

Existe, por ejemplo, una isla entendida como una porción de tierra firme y tamaño variable que se encuentra rodeada de agua en ríos, lagos, mares y océanos. Dentro de esta noción hay categorías que ayudan a distinguirlas entre sí ya que no es lo mismo una isla adyacente que una isla fluvial (como la Isla del Bananal). En este marco, también hay islas coralinas (por ejemplo, las Islas Maldivas), islas sedimentarias (como las islas del Delta del Paraná), islas volcánicas (grupo al que pertenece, por ejemplo, la llamada Isla de Pascua) e islas continentales (como la Isla de Vancouver), así como se acostumbra describirlas en base a sus orígenes y particularidades como isla artificial, deshabitada, ficticia, fantasma, paradisíaca, exótica, privada o mareal (también llamada isla accesible en marea baja, tal como lo son la Isla de Noirmoutier, la Isla Burgh, la Isla Camano y la Isla Omey, entre otras).

En otros ámbitos, se puede citar a la isla como un recinto o área claramente separada del espacio circundante, tal como ocurre en aeropuertos, vías públicas o estaciones (donde pueden existir, entre otras, las islas de información, la isla de equipajes o la isla de edición). Cabe destacar además que, en ciertos rincones del mundo, el vocablo es utilizado como sinónimo de manzana para hacer referencia al espacio urbano que se encuentra delimitado por varias calles.