Una impresión, además de hacer referencia a la acción y efecto de imprimir, es un término que se utiliza para describir a aquella marca que deja algo por efecto de una determinada presión sobre una superficie (tal como ocurre al estampar un sello sobre un papel), así como también permite hacer mención al efecto o sensación que influye sobre el ánimo de un ser humano. Una obra impresa, asimismo, es otra clase de impresión.
Como resulta evidente, se trata de un concepto de significado amplio que puede ser abordado desde distintos frentes para profundizar en sus alcances.
Inspirado en su definición, por ejemplo, existe una metodología de publicación que se conoce como impresión bajo demanda, así como también está reconocida en Asia una técnica para elaborar textos, imágenes y estampados que recibe el nombre de impresión xilográfica.
Además de ellos, existe la impresión offset (método impulsado por Ira Rubel a comienzos del siglo XX basado en aplicar una tinta sobre una plancha metálica para reproducir documentos e imágenes sobre papel y materiales similares) y muchas otras alternativas, entre las cuales se encuentran las denominadas impresión a doble cara (opción contemplada en las impresoras que permiten imprimir de forma automática sobre las dos caras de una hoja), la impresión al carbono (antiguo procedimiento fotográfico que consistía en sumergir un tejido de carbono en una solución con el fin de obtener su sensibilización respecto a la luz), la moderna impresión digital (posibilitada a través de un tóner) y la impresión planográfica (término que abarca los diversos métodos de impresión que existen para las superficies planas).