Con conocimientos vinculados al campo de la Química podemos llegar a identificar diversas clases de hidróxidos, una palabra que identifica a los compuestos que surgen a partir de la unificación de un radical o elemento y el anión OH-. Son consecuencia de la combinación de un óxido básico y agua.
De acuerdo a quienes se especializan en esta temática, es posible reconocer a nivel general tres categorías en función de las particularidades que presenta cada uno: hay hidróxidos básicos, hidróxidos anfóteros (se conoce como hidroxosal, por señalar un caso puntual, a la sal generada a partir de un hidróxido anfótero capaz de reaccionar como ácido de base débil frente a un ácido o base fuerte) e hidróxidos ácidos.
Hay una gran cantidad de compuestos cuyos nombres y denominaciones varían de acuerdo a los elementos involucrados. El hidróxido ferroso, por ejemplo, es un modo de identificar a los hidróxidos de hierro, los cuales pueden encontrarse de manera frecuente en la metalurgia como subproductos. El hidróxido sódico, en tanto, es el hidróxido de sodio, un hidróxido cáustico que se aprovecha a nivel industrial como base química para fabricar tejidos, detergentes y papel, entre otros productos.
El hidróxido cálcico (o hidróxido de calcio, cuya solución en agua constituye una base fuerte capaz de reaccionar frente a un ácido y atacar a distintos metales) y el hidróxido cúprico (o hidróxido de cobre (II), que puede lograrse si a una solución diluida de sulfato de cobre se le agrega un poco de hidróxido de sodio) son otras muestras de la diversidad existente al respecto.