Al bucear en la lengua española para descubrir, por ejemplo, el alcance del concepto de hacha, podemos llegar a sorprendernos al encontrar significados que, tal vez, no sabíamos que tenía.
En líneas generales, entendemos que un hacha es una herramienta con mango que posee una filosa cuchilla que nos permite provocar cortes en, por señalar un caso puntual, en árboles. Pero hay muchas otras acepciones y categorías que diversifican a esta noción.
En otros tiempos, por describir una de las variedades a modo de referencia, en los conflictos bélicos se empleaban hachas de armas para romper el armamento enemigo. En la Marina, en tanto, se hacía uso del hacha de abordaje, dotada de un pico curvo que clavaban en un costado de los buques enemigos y se utilizaba de agarradero.
Si hacemos foco en los torneos medievales, asimismo, recordaremos al hacha de Petos, elemento muy usual en esgrima y en duelos de la época. Por su parte, el hacha danesa, también conocida como vikinga, fue popularizada por los pueblos nórdicos vikingos.
Tras estas enumeraciones de herramientas, resulta interesante informar que en materia de iluminación también hay múltiples clases de hachas. El hacha de viento, por ejemplo, es una mecha de alquitrán y esparto que desafía al poder del viento al no apagarse, mientras que el hacha de iglesia se reserva a ceremonias eclesiásticas y se fabrica con cera blanca. El hacha de aposento o de mesa, a diferencia de las opciones mencionadas líneas arriba, no es tan común y solo aparece en casas señoriales.