El lenguaje, ese conjunto de sonidos articulados que le permiten al ser humano expresarse, puede ser utilizado por el hablante para distintos fines. De allí que los estudiosos de la lengua hayan establecido diversas categorías con características propias que ayudan a reconocer cada función del lenguaje.
Según el contexto en el cual se haga un comentario y las particularidades de dicha expresión, por lo tanto, pueden identificarse funciones emotivas (también llamadas expresivas), funciones apelativas (denominadas también conativas), funciones referenciales, funciones metalingüísticas, funciones fáticas y funciones poéticas.
Se dice que el lenguaje posee finalidad expresiva cuando el mensaje se basa en lo que siente el emisor. Las interjecciones y las oraciones exclamativas son las formas lingüísticas predominantes en este conjunto. Si es apelativa, en cambio, abundarán las oraciones imperativas y/o interrogativas ya que con ellas se busca una acción o respuesta.
También pueden darse casos de expresiones centradas en un contexto que intentan ser informativas valiéndose de enunciados declarativos ya sea en modo afirmativo como negativo. Según los expertos, se trata de un lenguaje con fines referenciales.
Por su parte, la función metalingüística se caracteriza por ofrecer datos sobre el código de una lengua para aclarar un mensaje o definir conceptos, mientras que la función fática pretende iniciar, interrumpir o dar por finalizado un diálogo.
De avanzar en el análisis del lenguaje y encontrar recursos expresivos plasmados en el universo literario, entonces uno podrá reconocer a la función poética, para la cual se utilizan con frecuencia las rimas y las aliteraciones.