La modalidad de organización social propia de la Edad Media que se basaba en los feudos se conoce con la denominación de feudalismo. A lo largo del tiempo se han impuesto diferentes interpretaciones relacionadas al alcance de este concepto que identifica a un sistema económico, social y político focalizado en tres estamentos (caballeros, sacerdotes y campesinos). Como el uso de este término se extendió a múltiples cuestiones, en los párrafos siguientes haremos mención a algunas categorías para poder aportar datos de interés sobre esta noción.

Existe, por señalar un caso puntual, la clasificación de feudalismo bastardo. Esta expresión nació en 1885 impulsada por Charles Plummer y se refiere al sistema propio de los últimos tramos de la Edad Media en el reino de Inglaterra. En este marco se transformaban las redes de vasallaje en circuitos clientelares en los cuales se intercambiaban servicios a cambio de influencias, cargos y/o compensaciones económicas.

El feudalismo ibérico, dicen quienes se especializan en esta temática, no tiene una definición concreta y existen debates historiográficos en torno a esta expresión relacionada a la realidad socioeconómica e institucional de España durante la Edad Media.

Es interesante tener en cuenta que, según el feudalismo occidental, prácticamente toda la superficie de la tierra le correspondía al príncipe soberano, quien se encargaba de ceder los feudos a sus barones. Asimismo los periodos en los cuales hubo características de este sistema van más allá de las áreas geográficas y permiten distinguir entre prefeudalismo, feudalismo clásico y neofeudalismo, de acuerdo a los expertos en el tema.