A veces, en la piel de las personas aparecen manchas rojizas o granos que, si se dan en gran cantidad, son definidos como erupciones cutáneas. Se trata de un cuadro que aparece a cualquier edad por múltiples razones, sin que sea siempre sinónimo de enfermedad. La erupción acneiforme, por ejemplo, se caracteriza por tener similitudes con el acné.

Los expertos en cuestiones geológicas, en cambio, hacen alusión a las erupciones cuando se manifiestan o expulsan materiales en estado gaseoso, líquido o sólido desde grietas o aberturas en la corteza de la tierra. Así ocurre, por ejemplo, en los volcanes.

Las erupciones volcánicas se segmentan a su vez en erupciones freáticas (categoría donde aparecen también las erupciones límnicas) y en erupciones freatomagmáticas (grupo en el cual figuran las erupciones surtseyánas, las erupciones subglaciales y las erupciones submarinas). También hay registros de erupción minoica y de erupciones ultraplinianas (como la registrada en 1991 en el monte filipino Pinatubo y en 2015 en el volcán Calbuco de Chile), por señalar otros casos a modo de referencia. Asimismo, es interesante tener en cuenta que frente a magmas basálticos es frecuente el desarrollo de una erupción estromboliana, un fenómeno basado en erupciones explosivas distanciadas en el tiempo por ciclos de calma de duración variable.

Más complejas son las erupciones solares (también conocidas como erupciones cromosféricas), basadas en fuertes explosiones que tienen lugar en la fotósfera del sol. De acuerdo al pico de flujo de rayos X, los expertos las clasifican como A, B, C, M o X.