Los expertos en Medicina hacen alusión a la existencia de un edema cuando encuentran en alguna parte del cuerpo de un paciente una hinchazón blanda generada por una serosidad infiltrada en el tejido de las células y que termina cediendo ante una presión localizada.

Según su ubicación, su extensión, su temperatura y otras variables a tener en cuenta, es posible encuadrar a cada edema en una categoría determinada.

Se suele hablar de edema macular cuando de modo anormal se acumula líquido en la retina. Este signo, indican los expertos en cuestiones de salud, surge por una complicación derivada de la retinopatía diabética, pero también puede asociarse a los efectos secundarios de un medicamento, una degenaración macular y una retinitis pigmentaria, entre otros. Cuando la hinchazón rodea al ojo, en cambio, se lo define como un edema periorbital.

De haber líquido en los pulmones, seguramente el médico utilice la expresión “edema pulmonar”, mientras que hará referencia al edema cardiogénico si la hinchazón surge en las zonas ubicadas debajo del corazón. Acumular líquido en el cerebro o áreas cercanas, por otra parte, se suele describir como un edema cerebral. En este caso, puede tratarse de un edema vasogénico, citotóxico, hiperémico o intersticial, clasificaciones que responden a causas o desarrollos del edema analizado en cuestión.

Evaluar su extensión resulta imprescindible para establecer si se trata de un edema generalizado (sistémico) o un edema localizado (en una cierta parte del organismo), así como también es importante tomar registros de la temperatura, ya que el edema puede ser caliente o frío.