Los expertos en cuestiones vinculadas a la electricidad definen como diodos a las válvulas electrónicas compuestas por un cátodo caldeado y un ánodo frío que se utiliza como rectificador.

Hoy en día, la más común de estas piezas es la que se conoce como diodo semiconductor, que se conecta a un par de terminales eléctricas para garantizar la circulación de la corriente en un mismo sentido. Lejos en el tiempo quedó el diodo de vacío, una alternativa que quedó reservada únicamente para tecnologías con potencia elevada.

A la hora de establecer clasificaciones en función de sus usos, su antigüedad y sus componentes, también podemos reconocer la existencia de los diodos termoiónicos (tenidos en cuenta para señales análogas, potencia y rol rectificador), los diodos avalancha (se diseñan para funcionar con un voltaje inverso sin que esto los destruya), los diodos de silicio (de dimensiones milimétricas y con menor sensibilidad que los fotomultiplicadores), los diodos de corriente constante (conocidos además con el nombre de diodos reguladores de corriente) y los diodos de cristal (difíciles de hallar y emplear en la actualidad).

El diodo Gunn (útil en el campo de la electrónica de alta frecuencia), el diodo túnel (o diodo Esaki), el diodo láser (para sensores o impresoras láser, lectores de DVD y CD, comunicaciones de datos a través de fibra óptica, etc), el diodo emisor de luz, el fotodiodo, el diodo térmico, el diodo PIN, el diodo Schottky, el diodo con puntas de contacto y el diodo de referencia en directa son otras variedades que diversifican al rubro y amplían las posibilidades de utilizar estos objetos con múltiples fines.