La noción cielorraso, escrita en un solo término y con doble ‘r’, no está admitida por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) pero sí aparece allí de manera oficial cielo raso. Esta expresión describe a los techos lisos y planos (o “falsos techos”) que se instalan en el interior de una vivienda, ya sea en el marco de una construcción o de una refacción del hogar.

La oferta actual en materia de cielos rasos ofrece una amplia variedad de alternativas, con valores económicos, medidas, procesos de instalación, diseños y materiales pensados para satisfacer la demanda y expectativas de toda clase de consumidor.

Mientras algunos optan por cielo rasos de fibra (compuestos por láminas semi-rígidas de fibra de vidrio, ideales para aquellos que buscan aislamientos térmicos y acústicos) y otros se dejan cautivar por las particularidades de los cielo rasos de vinilo, hay quienes prefieren los cielo rasos metálicos.

Hay, además, cielo rasos desmontables basados en placas confeccionadas en yeso fáciles de limpiar y con vida útil extensa; cielo rasos desarrollados en PVC (con resistencia al fuego, más estéticos que los anteriores, aislantes térmicos y acústicos) y cielo rasos con tecnología drywall (las placas de yeso se atornillan a una base de acero galvanizado y se pintan con vinilo).

Otro dato interesante a tener en cuenta para interiores: más allá de los mencionados aparecen como opciones los cielo rasos en suspensión, un sistema basado en colgar una retícula de perfiles del techo original para insertar allí placas que permitan concretar el cerramiento.