Cuando, por lo general de niños, descubrimos la apariencia de una cebra es inevitable preguntar si se trata de un animal blanco con rayas negras o negro con franjas blancas. Ciertos expertos suelen defender la última opción y aclaran que el vientre en tono claro no comprueba la teoría de que, en efecto, son blancos sino que simplemente es un recurso que les permite camuflarse en estado salvaje. Los fetos, en tanto, carecen de rayas y sus cuerpos son completamente negros.
Más allá de esta inquietud que despierta a nivel internacional un gran interés por esta familia de mamíferos similares al asno, la variedad de especies dentro de este conjunto también es otro dato que cautiva e invita a buscar mayores precisiones.
Según se indica, además de la cebra común es posible identificar a las cebras de montaña y a las cebras de Grevy. Para ayudarlos a ampliar más sus conocimientos, a continuación agregaremos detalles al respecto.
A nivel mundial, es la cebra común la mejor distribuida. Son animales de poco más de dos metros de longitud que pesan casi 400 kilogramos. En este contexto se reconocen subespecies como la quagga (lamentablemente, ya extinguida), la cebra de Burchell (extinta, rebautizada como Equus quagga burchellii tras comprobarse que la antiquorum y la de Burchell correspondían a un mismo animal), la cebra de Grant (nativa del sur y centro de África), la cebra de Crawshay, la cebra de Chapman y la cebra de Selous.
Las cebras de montaña, en tanto, se subdividen en las especies de cebra de montaña de Hartmann y cebra de montaña del Cabo.