Cada vez que alguien o algo se adapta a una determinada situación o realidad, se produce una adaptación. Por ejemplo: cuando un niño tiene edad suficiente para comenzar a asistir al jardín de infantes, tanto él como sus padres deben llevar adelante un proceso de adaptación para adecuarse a esa nueva realidad.
Tanto en la vida cotidiana como en momentos y actividades específicas existen adaptaciones, muchas de las cuales vamos a describir a continuación para ofrecerles información de interés sobre el tema.
Hay quienes se dedican, por ejemplo, a realizar adaptaciones artísticas para trasladar, por indicar una posibilidad, el contenido de un libro a la pantalla grande. Además de existir las adaptaciones en el séptimo arte, hay adaptaciones para el formato televisivo.
La adaptación curricular, en cambio, hace foco en el procedimiento para modificar y adecuar contenidos pedagógicos de acuerdo a las necesidades específicas de cada estudiante. Es posible diferenciar entre adaptaciones curriculares de acceso al programa o plan educativo (ya sean físico-ambientales o para facilitar la comunicación), adaptaciones de enriquecimiento para sobredotación intelectual y adaptaciones curriculares individualizadas (ajustes que pueden ser significativas o no significativas).
De buscar otras aplicaciones que confirmen la diversidad de interpretaciones de este término, hallaremos como alternativas las adaptaciones sociales frente a los cambios, las adaptaciones astronómicas, las adaptaciones lingüísticas, las adaptaciones neuronales, las adaptaciones biológicas (donde aparecen a su vez adaptaciones fisiológicas, adaptaciones morfológicas, adaptaciones etológicas y adaptaciones moleculares) y las adaptaciones de enlace (para adecuar la modulación y otras cuestiones relacionadas a los enlaces que posibilitan las comunicaciones inalámbricas), por señalar otras opciones a modo de orientación.