En zonas costeras es habitual ver sobre la arena y los médanos gente que utiliza sombrillas para protegerse del sol y del viento. Estos elementos, también definidos como quitasol, están disponibles a nivel mundial en una amplia variedad de diseños, tamaños, colores, materiales y precios, pudiéndose ver y utilizar asimismo en mesas al aire libre ubicadas sobre una vereda, una terraza o un jardín, áreas próximas a piscinas, etc.

En busca de resistencia y ligereza, por ejemplo, unos eligen las sombrillas fabricadas en aluminio, aunque hay que tener en cuenta que se pueden conseguir otras desarrolladas con fibra de vidrio, maderas tropicales o con acero inoxidable. Para las sombrillas que se distribuyen en balnearios y en entornos públicos o privados donde se requiere algo de sombra, es habitual que se usen lonas acrílicas o vinílicas presentadas en un interesante abanico de tonalidades y diseños (con estampados infantiles, multicolores, con dibujos de paisajes o animales, etc), pero para las sombrillas promocionales que sirven para la difusión de un servicio o producto en eventos o lugares estratégicos se destinan lonas delgadas o telas plásticas impermeables sobre las cuales se imprime un dibujo o una leyenda en particular.

Más exclusivas, delicadas y bellas son las llamadas sombrillas de encaje de bruja, unos elementos que realzan la ornamentación en bodas y fiestas de quince años, por ejemplo, donde también suelen ganar protagonismo las sombrillas antiguas, unas antigüedades que logran destacarse en las fotografías. En relación a las imágenes, no se puede pasar por alto que los fotógrafos profesionales suelen valerse en su trabajo de sombrillas fotográficas para generar un rebote de la luz del flash.