Desde hace mucho tiempo hay en el mundo una gran cantidad de refugiados. Bajo esta denominación se conoce a los individuos de todas las edades y nacionalidades que, a raíz de problemáticas serias que les impiden permanecer en sus lugares de origen, están obligados a resguardarse en otro país que les brinde asilo humanitario.
Al analizar las razones de los desplazamientos masivos podemos distinguir entre refugiados por el cambio climático, refugiados por conflictos bélicos, refugiados por motivos de raza, refugiados por catástrofes naturales, refugiados por cuestiones religiosas y refugiados por persecuciones políticas, por ejemplo. No importa la edad ni el género a la hora de integrar estos grupos: hay niños, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres refugiados.
La procedencia de cada una de estas personas, en tanto, invita a diferenciar entre refugiados rusos, refugiados sirios, refugiados iraquíes, refugiados somalíes, refugiados haitianos, refugiados afganos, refugiados ucranianos, refugiados cubanos, etc. La fe profesada, asimismo, permite reconocerlos, según corresponda, como refugiados cristianos, refugiados judíos y refugiados musulmanes, por agregar más precisiones sobre el tema.
Lamentablemente, múltiples historias de refugiados han tenido visibilidad mundial por terminar de la peor manera y dejar al descubierto el drama que viven millones de seres humanos que intentan huir de cualquier modo aún cuando las condiciones para sus travesías no resulten óptimas: hubo refugiados que murieron asfixiados, otros que se ahogaron, algunos que fallecieron por agotamiento a raíz de tanto sacrificio y hasta refugiados que han sufrido agresiones y maltratos de todo tipo llegando en ocasiones a la muerte de estas víctimas…