Un rebote, de acuerdo a la definición teórica de este vocablo, es resultado del acto de hacer rebotar un elemento u organismo contra algo. En el ámbito del baloncesto, esta palabra se emplea para describir a la situación basada en el impacto de la pelota contra el aro o el tablero: cuando el balón sale despedido, los jugadores de ambos equipos intentan capturarlo con rapidez para quedarse con el rebote en cuestión.
Si el rebote queda en poder de un jugador que se encuentra atacando, entonces se lo denomina rebote ofensivo, mientras que al quedar en manos de alguien que defiende su aro se trata de un rebote defensivo. Asimismo, las estadísticas permiten distinguir entre rebotes individuales (aquellos tomados por cada uno de los jugadores) y rebotes por equipo (sumando los rebotes individuales de un mismo conjunto).
Más allá de las cuestiones deportivas, existen otras categorías que invitan a descubrir otras aplicaciones de esta noción. Los radioaficionados, por ejemplo, suelen utilizar el “rebote lunar” para comunicarse a partir de ondas de radio que se propagan por reflexión sobre la superficie lunar. El rebote o ajuste postglacial, en tanto, alude a la elevación de masas de tierra que, durante la última glaciación, soportaron el peso y la presión de casquetes glaciares. El rebote de válvula, por otra parte, se produce en motores de combustión interna de cuatro tiempos cuya válvula, tras cerrarse, vuelve a abrirse de manera parcial como consecuencia de la resonancia del resorte y la inercia de la válvula en cuestión.