Varias son las definiciones que se incluyen en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) para el concepto de reactor. Por un lado, la teoría relaciona a esta palabra con los motores de reacción y con los aviones que los utilizan; por otro, indica que es una noción usada en el ámbito de la Química para aludir a los recipientes en cuyo interior se llevan a cabo reacciones biológicas o químicas.
De buscar más aplicaciones que demuestren el amplio alcance de esta idea, encontraremos además al patrón de diseño de programación recurrente conocido como reactor y a la estación radial mexicana Reactor 105.7.
Los biorreactores capaces de conservar un ambiente activo a nivel biológico para cultivar una sustancia química o un organismo pueden clasificarse por su modalidad de operación en biorreactores continuos, semicontinuos o discontinuos, y en base al sistema de cultivo se segmentan en biorreactores aeróbicos, facultativos o anaeróbicos.
Una categorización similar se emplea frente a los reactores químicos, aunque en este caso además de diferenciar entre reactores continuos y discontinuos ganan protagonismo los reactores heterogéneos (dotados con múltiples fases) y los reactores homogéneos (los cuales albergan una fase única, ya sea en estado gaseoso o líquido), así como también los reactores no ideales y los reactores ideales.
Los reactores nucleares, por su parte, pueden ser de fisión (como el reactor de sal fundida, el reactor subcrítico, el reactor refrigerado por gas avanzado y el reactor de agua pesada presurizada, por indicar algunos ejemplos) o de fusión (como el caso de JET).