Los adagios, sentencias y refranes suelen englobarse en el grupo de los proverbios, una palabra derivada de un vocablo latino que también identifica a las obras dramáticas inspiradas en máximas o aforismos. A nivel religioso, asimismo, se conoce como Proverbios a un libro bíblico perteneciente al Tanaj hebreo e incluido en el Antiguo Testamento. Al profundizar nuestros saberes sobre el tema, descubrimos además que en el siglo XIV un rabino elaboró una serie de proposiciones o axiomas que, en español, se dieron a conocer bajo el título de “Proverbios morales”. Por ese entonces, se creó asimismo un poema de perfil aforístico bautizado como “Proverbios en rimo del sabio Salomón, rey de Israel”.

De analizar la procedencia de estos refranes, podremos diferenciar entre proverbios japoneses, proverbios chinos, proverbios españoles, proverbios franceses, proverbios irlandeses y proverbios egipcios, por enumerar algunas posibilidades. De igual modo, su lugar de origen puede motivar su clasificación como proverbios latinos, proverbios árabes, proverbios orientales, etc.

El contenido de cada enunciado, por otra parte, invita a determinar si se trata de un proverbio sobre los sentimientos, relacionado a la vida, vinculado a la naturaleza, inspirado en la etapa estudiantil o centrado en logros y fracasos humanos, por detallar parte de las alternativas disponibles en función de las temáticas.

Más allá de las aplicaciones del término señaladas líneas arriba, es interesante saber que el pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo desarrolló en 1559 un óleo sobre una tabla de roble al cual presentó con el nombre de “Los proverbios flamencos”. Ese trabajo fue llevado a la pinacoteca alemana Gemäldegalerie para su exhibición.