En el campo de la Lingüística se describe como neologismo a la acepción que se incorpora para una palabra usada desde hace tiempo con otros significados, al giro novedoso de un término o al vocablo moderno que se agrega a una cierta lengua.

Ciertas modas y la globalización hacen que surjan múltiples neologismos que terminan adoptándose en la vida cotidiana y en múltiples rubros y disciplinas, especialmente cuando hay influencia de los medios de comunicación a la hora de popularizarlos.

Como las nuevas expresiones pueden construirse haciendo uso de derivaciones, composiciones, parasíntesis y acronimia, existen diferentes categorías para enmarcar a los neologismos.

En primer lugar, la coherencia y el valor de cada uno de ellos permite catalogarlos, según corresponda, como neologismos necesarios (aquellos que enriquecen al lenguaje) y como neologismos innecesarios (inventos léxicos extensos que dan como resultado archisílabas). La vigencia, por otra parte, invita a distinguir entre neologismos antiguos y neologismos actuales, mientras que el reconocimiento oficial, o no, logrado en este contexto produce los grupos de los neologismos formales y el de los neologismos informales.

Asimismo, es interesante saber que hay recursos como la neología de sentido y la neología de forma para dar origen a palabras nacidas en base a vocablos previos. En el primero de los casos señalados, se trata de alterar significados o realizar modificaciones semánticas para darle a un cierto término nuevas interpretaciones, mientras que el segundo se caracteriza por hacer foco en las transformaciones morfológicas y uniones de, al menos, dos expresiones que hasta entonces solían emplearse de manera independiente.