Las máscaras se utilizan a nivel mundial desde hace mucho tiempo con múltiples fines. Algunos, por ejemplo, las aprovechan con propósitos lúdicos o artísticos en celebraciones populares o en obras teatrales; otros, en tanto, las reservan para rituales. Y hay quienes las emplean como elementos de protección para preservar sus vías respiratorias mientras trabajan o al permanecer por alguna razón en ambientes tóxicos o bien para resguardar el rostro durante la práctica de un deporte: al respecto, es interesante señalar que se fabrican máscaras con filtro para evitar malos olores y partículas presentes en el aire, máscaras quirúrgicas y máscaras para actividades deportivas que varían de acuerdo a cada disciplina, entre otras.
Como se trata de una pieza de gran antigüedad que tiene una amplia variedad de usos, hoy vamos a repasar las categorías que permiten distinguir y reconocer a las diferentes clases de máscaras que existieron y aún se mantienen en vigencia.
En otras épocas, hubo máscaras griegas, romanas y egipcias desarrolladas con distintos materiales que se utilizaron para representaciones escénicas, rituales, torneos y celebraciones religiosas.
Con el tiempo, el producto se diversificó y cada cultura o pueblo comenzó a tener sus propias máscaras: así surgieron las máscaras africanas y las máscaras mexicanas, por señalar dos ejemplos concretos.
Las máscaras faciales de carácter temporal empleadas como tratamientos estéticos, la máscara de oxígeno que se utilizan en el marco de una emergencia cuando alguien tiene dificultades para respirar por sí mismo y las máscaras de látex que suelen usar los delincuentes para no ser reconocidos al cometer un acto ilícito son otras alternativas que dan cuenta de la diversidad existente en materia de máscaras.