Para poder aprender de manera sencilla en qué consiste la locomoción y recordar las variantes que admite, lo primero que hay que hacer es saber que, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), esta palabra hace alusión al acto de desplazarse de un punto a otro.
Hacer foco en la locomoción animal, por ejemplo, permite descubrir cómo se mueven los exponentes del reino animal para hallar alimento, aparearse y, en definitiva, para poder sobrevivir. La vía más habitual de locomoción para el canguro, por señalar un caso específico a modo de referencia, es el salto, mientras que el principal recurso de locomoción para un pájaro es el vuelo.
Como los animales viven en diferentes entornos, es posible analizar modalidades de locomoción terrestre, de locomoción acuática y de locomoción aérea. En el agua, por brindar mayores precisiones, se dan casos de locomoción activa (cuando los organismos se valen de su propia energía para moverse) y de locomoción pasiva (cuando los organismos son llevados o arrastrados por la corriente).
En los seres humanos, asimismo, la locomoción varía en función de la edad ya que no presenta las mismas habilidades un bebé de pocos meses de vida que un niño de siete años, un adolescente, un adulto o una persona de la tercera edad. Un individuo con alteraciones en la parte motora, en tanto, puede llegar a beneficiarse a partir de la terapia Vojta, la cual se basa en la locomoción refleja (en cuya práctica se aplican los complejos de coordinación conocidos como volteo reflejo y reptación refleja) para estimular al paciente.