Dentro de la enorme y variada familia de los mamíferos aparece la liebre, un animal de apariencia similar a la del conejo aunque con patas y orejas más largas. Estos organismos del orden de los lagomorfos suelen vivir en terrenos llanos, ser muy veloces y tener un pelaje espeso y suave.
Es posible diferenciar en este conjunto a muchas especies, entre las cuales aparecen la liebre ártica o polar (propia de áreas montañosas y polares), la liebre americana (nativa de Norteamérica, con pelaje marrón en época estival y blanco en invierno), la liebre de flancos blancos (residente en suelo norteamericano y en territorio mexicano), la liebre magrebí (de dimensiones similares a las de la liebre ibérica) y la liebre de Castroviejo o de piornal (especie nativa de la Cordillera Cantábrica cuyo pelaje es mayormente pardo aunque con base blanca y la punta de las orejas en negro), por describir algunas a modo de referencia.
También se suele considerar como liebre patagónica o criolla a las maras, aunque estos roedores no son del orden de las liebres auténticas.
Distinto a los grupos señalados líneas arriba es el caso de la llamada liebre marina o liebre de mar, ya que toma su nombre por la similitud que tienen sus tentáculos cefálicos a las orejas de la liebre común pero es un molusco gasterópodo. Por otra parte, es interesante señalar que, en el mundo del atletismo, se define como liebre al corredor que, durante las primeras etapas de la carrera de media y larga distancia, se encarga de marcar un cierto ritmo.